viernes, 16 de noviembre de 2012

AUTOR: DANIEL PRIETO CASTILLO



Daniel Prieto Castillo (1942-) Nacido en Mendoza, Argentina, estudió filosofía Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, donde se licenció en 1968. Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM (México, 1980). Profesor en materias de educación y comunicación de la Universidad Nacional de Cuyo. Secretario Académico de la Universidad Nacional de Cuy y director de la carrera de postgrado de Especialización en Docencia Universitaria desde 1995. Ha sido profesor visitante de numerosas universidades de América latina. Doctor 'honoris causa' por la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (Colombia). Está considerado entre los mayores expertos en América Latina de comunicación y educación y comunicación para el desarrollo. 

La educación necesita de la comunicación, no solamente para romper los moldes que han terminado por aprisionarla y separarla de la posibilidad de crecimiento, sino también porque frente a la llamada “sociedad de la información” la escuela se ha quedado atrás en su manera de aprehender los nuevos procesos de la comunicación. El modelo tradicional de la escuela ha recibido en los últimos años severas críticas por su incapacidad de evolucionar con la rapidez que requiere el desarrollo social y tecnológico.

La modernización requerida se entiende como un tema de dotar de tecnología a las escuelas y no de desarrollar en ellas procesos de comunicación como los que se requieren para que los educandos se adapten a los desafíos de una sociedad cada vez más determinada y modelada por la información y la comunicación audiovisual que se desarrollan en el espacio público y en el interior de los hogares.

La educación como proceso de comunicación (es decir, diálogo, reflexión colectiva, puesta en común, participación), es indispensable en una sociedad donde la escuela ya no es la que “forma” al individuo como se creía tradicionalmente.  La escuela no solamente no forma, sino que tampoco deforma. Su influencia actual es limitada, porque se ha quedado al margen de una sociedad donde los individuos y las comunidades están sometidos permanentemente a otras influencias que contribuyen en su formación (o deformación). La televisión, la publicidad, la presión de grupo, y por supuesto el acceso a la red (web) a través de Internet, son factores  que, sobre todo en el ámbito urbano (que hoy es globalmente mayoritario), determinan la conformación de una personalidad “medida”.

Daniel Prieto Castillo (1995), nos comenta sobre su trabajo con Francisco Gutiérrez y su propuesta por recuperar para la práctica educativa al interlocutor, a los seres que participan en ella. Según los investigadores, lo pedagógico en la educación nace en el sentido de la preocupación por el otro, por el aprendiz que aparece en tantas propuestas a lo largo de la historia, pero en especial en nuestro tiempo.

https://www.dropbox.com/s/mo8r5dxv1ggd1wb/Daniel%20Prieto%20Castillo.docx

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